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Al terminar el colegio uno de los más grandes dilemas a los que te enfrentas es el: Y ¿Ahora qué hago con mi vida?, ¿qué estudiar?. Puede que por la costumbre de haber pasado 12 (o más) años en este ambiente escolar, te cueste acoplarte a una vida con diferentes horarios, sin uniformes, sin tus amigos de siempre. Es ahí cuando aparece el miedo al cambio y a enfrentar un entorno distinto: la universidad.
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Además de estar pasando por una etapa bastante compleja, donde te puedes llegar a sentir presionado por tu círculo social para tomar una decisión acerca de qué camino vas a seguir de ahora en adelante.
Respira… Toma las cosas con calma antes de evaluar qué estudiar
Puede que en estos momentos estés sintiendo mucha presión de tu familia, tus compañeros, tus maestros y conocidos, quienes todo el tiempo te preguntan ¿A qué te piensas dedicar ahora? Mientras tu no sabes qué responder. Si esta es tu situación lo mejor que puedes hacer es darte un tiempo para ti, para conocerte mejor. Piensa en cuáles son tus habilidades, qué te gusta hacer, si eres más de resolver operaciones matemáticas o de leer muchos libros, si prefieres los deportes o pasar tiempo en tu computadora. Es importante no tomar las cosas tan a la ligera, así evitarás perder tiempo estudiando algo que probablemente no te guste.
Piensa: ¿Qué es lo que quiero realmente y podría estudiar?
Un grave error que se puede llegar a cometer al no estar seguro de qué estudiar es matricularte a una carrera que no te interesa realmente solo porque alguien de tu familia o tus maestros te dijo que deberías estudiar eso. Puede que al principio parezca una buena idea para salir de apuros, sin embargo con el paso del tiempo es muy probable que te arrepientas de esa decisión.
Enfócate en ti, en conocerte bien, en saber qué es lo que te apasiona y en torno a qué te gustaría que girara tu vida, está bien escuchar los consejos de otros pero no dejes que sean ellos los que decidan por ti, recuerda que al fin y al cabo serás tu el que tendrá que dedicarse a ello.
No te encasilles en lo tradicional
¿Alguna vez escuchaste hablar de las inteligencias múltiples? Pues bien, esta teoría señala que cada persona posee múltiples habilidades que le permiten desempeñarse mucho mejor en ciertos ámbitos de la vida que en otros.
Estas inteligencias se dividen en ocho tipos: lingüística, lógico-matemática, espacial, musical, corporal, intrapersonal, interpersonal y naturalista, de las cuales cada persona tiene un desempeño mejor en unas y menor en otras, conocer cuáles de estas inteligencias has desarrollado mejor te puede ser de gran utilidad para entender a qué tipo de profesión te puedes dedicar.
Tomate un tiempo para crear y aprender
Mientras tomas un espacio para definir cuál es tu profesión ideal, es muy importante que no te quedes quieto, si tienes alguna idea de negocio, un proyecto artístico, quieres trabajar para ahorrar algo de dinero o te interesa aprender algún idioma, haz todo lo posible para llevarlo a cabo, pues tal vez dentro de esos pequeños proyectos logres encontrar tu verdadera vocación. Recuerda que todo aprendizaje es válido.
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