Es importante que nuestra sociedad esté lista y aprenda a adaptarse a las necesidades de las personas con algún tipo de discapacidad. Por ejemplo, en algunos colegios y universidades están realizando cambios en la infraestructura para facilitar la movilidad de estas personas, se está implementando en las clases personal traductor para que ayude a los estudiantes que son sordos o sordomudos, entre otras muchas iniciativas. Pero, ¿Qué pasa en otros espacios? Apuesto a que alguna vez has sido testigo de situaciones en las cuales las personas con discapacidad tienen que pasar serias dificultades a la hora de subirse a un transporte público, bajarse de un taxi o simplemente cruzar una calle.
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Pero hay esperanza, ¿Qué pasaría si te dijera que la industria aeronáutica ya encontró una forma de mejorar la experiencia de viaje de personas con diferentes tipos de discapacidad? Pues es cierto, bajo la premisa “hacer los cielos más amigables para todos”, la iniciativa El Arco entiende que vivir una vida plena incluye poder viajar a lugares lejanos bien sea por trabajo o por placer y que por supuesto, las personas que sufren algún tipo de discapacidad intelectual también debe gozar de este derecho y deberían poder disfrutar de las sensaciones que produce una experiencia de viaje como cualquier otra persona.
Pensar en lo anterior es importante porque se detectó que por lo general, los aeropuertos son espacios en los que se puede presentar situaciones un poco abrumadoras para los viajeros con autismo, por ejemplo, exceso de luces, contaminación auditiva, estrés por multitudes, etc. Esto puede ser un problema para los viajeros si se tiene en cuenta que su condición les da un carácter de sensibilidad y nerviosismo mucho más agudo.
Por lo tanto, la iniciativa El Arco brinda una capacitación rigurosa a cada uno de los profesionales de la aviación a través de simulaciones casi reales de vuelos, de protocolos de seguridad y de cómo actuar en situaciones de presión, que pueden llegar a experimentarse con personas que sufren algún tipo de autismo. Pero eso no es todo, ya que también se capacita a las familias y les ofrece la oportunidad de experimentar cómo reaccionan sus seres queridos frente a los diferentes estímulos del aeropuerto. Además, se ofrece al aeropuerto, a la aerolínea y a los profesionales experiencias de interacción a través de un entorno de aprendizaje estructurado para que puedan brindar su servicio de mejor manera.
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Por su parte, los testimonios de actuales viajeros parecen ser muy positivos. Por ejemplo, una familia expresa que un niño de 14 años pudo viajar de nuevo en avión para pasar la navidad con su familia después de 9 años de no hacerlo. Otro testimonio narra que gracias a esta iniciativa una pareja y su hijo pudieron asistir a la graduación de un familiar en la Universidad de Connecticut. ¿Ya viste que son más los entornos que se adaptan a las necesidades de los más vulnerables?